Autismo devorador

Autismo devorador

Autismo devorador En la confrontación actual entre Rusia y Ucrania, se juega el equilibrio de todo el planeta
un animal completamente descerebrado

En la confrontación actual entre Rusia y Ucrania, se juega el equilibrio, muy delicado, en este momento, de todo el planeta. El desenlace con un solo ganador en esta batalla, para quien, a lo mejor, la victoria supuestamente estaría preparada, terminará abocando al mundo a una ruptura muy seria entre aquellos que disponen de un enorme poderío económico, militar, científico y tecnológico, tanto que no saben en qué utilizarlo, y el resto de los estados que enfocan su política conforme a unas directivas y pautas de conducta a seguir. Los Estados Unidos no defendería un territorio que no le perteneciera de hecho.

El conflicto debe acabar en un acuerdo, sin ningún bando claramente ganador.

Rusia está sola y aislada, y aquí no hay pero que valga. Su acorralamiento no empezó ayer, que digamos, sino que lleva décadas y de conseguirse su hundimiento, algo que se dice pronto, se alteraría la estabilidad de una zona que ha funcionado, con sus reglas, normas y tradiciones durante siglos. Y entonces, los que ahora se alegran con esa perspectiva, van a llorar. El proceso engloba un importantísimo componente espiritual: la iglesia ortodoxa representa un freno para la liberalización total de las costumbres comportamentales. Creo que lo peor que le puede ocurrir al ser humano es que no tenga quien le diga no haga esto o eso otro porque le perjudica.

El sistema ruso, todo lo que conforma la idiosincrasia de este pueblo brutal y sentimental no puede luchar contra el sistema americano, donde, recordemos, nada es personal, y a la larga vencerlo. Cualquier sistema distinto a este -incluido el modelo chino, sumamente contradictorio para las leyes naturales-, acabaría claudicando ante él. ¿Por qué? Precisamente por el desenfado que ostenta, la desenvoltura y la capacidad de transformarse continuamente. Los Estados Unidos sigue siendo un sueño, Rusia no lo es. La propaganda americana trabaja en todo el mundo, la propaganda rusa solo funciona en Rusia. A los americanos los odiamos y admiramos; a los rusos, hoy por hoy, solo los odiamos.

He aquí una de las vertientes a tomar en cuenta, a mi jucio, en la complicada circunstancia a nivel mundial en que nos hallamos en este momento. Antes se llamaban “escrúpulos”. Hoy no tienen nombre. Se trata de un autismo devorador de un animal completamente descerebrado que lo devora todo en su camino y se devora hasta a sí mismo. Pero no le importa.

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