Otro perro, el mismo hueso
- También en la Unión Soviética nos tragábamos, sin rechistar, el alud de falsedades que echaba sobre nosotros el Partido Comunista, la prensa, radio y televisión que controlaba. Desde este punto de vista, podría decir que en mi vida poca cosa ha cambiado; el hueso es el mismo, solo el perro es otro.
Que no me deje engañar. Me encuentro apenas al principio de abusos, restricciones o imposiciones de todo tipo. La libertad, de la cual empezaba a disfrutar el ser humano últimamente -de pensamiento, de expresión, de movimiento- empezó a preocupar y se decidió ponerle algunos límites. Y libertades limitadas no existen. Si no te vacunas, no puedes ser libre. Por lo tanto, solo se dispone de una libertad condicional. Como los presos que salen de la cárcel.
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