¿Qué quiere Putin?

¿Qué quiere Putin? Pragmatismo o misticismo.

Muchos -sobre todo jóvenes-, se preguntan ¿qué quiere Putin? Para ellos un señor que hace una guerra “en pleno siglo XXI” -expresión que suelen usar- es algo completamente del otro mundo. Por un lado esto es cierto: Vladimir Putin, con su guerra, sí que parece haberse equivocado de época.

Dice que su operación especial en Ucrania sirve para desarmar este país y salvarlo de los nazis, pero está logrando justo lo contrario: Ucrania se está armando cada día más gracias a los envíos masivos de material bélico de última generación, realizados por Occidente, que Zelenski no se cansa de solicitar.

Se está produciendo algo muy curioso: Ucrania, destrozada económicamente y que sufre una fuga de población importante, está forjando, ahora mismo, un ejército muy poderoso, alimentado con armamento de todo tipo y entrenado cada día en los campos de batalla contra los rusos.

Polonia, que ha acogido el mayor número de refugiados, ha recibido estos días -escribo esto a 27 de marzo de 2022-, la visita de Joe Biden y sus numerosos thank you, thank you, thank you indican que el sacrificio polaco no va a quedar sin su debida recompensa.

Con una democracia controlada, Putin ganó las elecciones de 2018 ampliamente. Desde hace algunos años Rusia ha ofrecido la imagen de un país estable cuya economía, eso sí, supervisada por el Kremlin, ha crecido a un ritmo lento pero constante. Se han hecho inversiones en muchas áreas: sanidad, transporte, infraestructura, educación. El rublo se mantuvo a un nivel de devaluación soportable. ¿A qué se debe esa furia destructora de los últimos meses? ¿Qué ha pasado?

Buscando, muchas veces, para los hechos, razones de toda clase, perdemos de vista el presente. Asistimos en directo, y delante de las narices del Kremlin, ante la formación de un estrecho enlace polaco-ucraniano poderosamente armado y patrocinado por los Estados Unidos, deseosos de acceder al corazón de Europa. Occidente -concretamente los EE.UU.- está formando para Ucrania ese Estado con el que soñaba antes de la Revolución Rusa de 1917, creado, al final, por la Unión Soviética a su manera.

En cuanto a la actuación de Rusia, no se me ocurre ahora mismo otra forma de explicarla que a través de una metáfora de Gogol que alude a razones místicas. “¿Hacia dónde vas, Rusia, en tu carrera desbocada de tres caballos? -pregunta el autor en su obra “Almas muertas”-. !Responde! No hay respuesta. Suenan los cencerros con un retintín pasmoso, resuena el aire al ser atravesado y corre como el viento; todo vuela alrededor y se va quedando atrás, todo lo que encuentra en su camino, lo que hay sobre la faz de la tierra. Echándose a un lado, le dejan el paso libre otros pueblos y países”.

En el coche de caballos viaja Chíchikov, aventurero y estafador, comprador y vendedor de falsedades, y de cochero tiene a un tunante empapado en vino.

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