• E’paña se desintegra. Espero que el proceso no continúe. Espero que no se llegue a ”paña.

El espectáculo que está ofreciendo España al mundo entero en su disputa con Cataluña es ridículo, pero no puede montar otro espectáculo distinto: así es la ley. ¿Qué ley si ya no hay leyes? Si la única ley que empieza a reinar en todo el planeta es la ley del desorden, la ley del incumplimiento de las leyes -antiguas o actuales-, la ley de la expresión libre, de decir lo que me dé la gana, hacer lo que me dé la gana y donde me dé la gana.

La vigencia de esta ley empezó con la desintegración de la Unión Soviética, con la entrega del Premio Nobel a Gorbachov por abrir a Occidente el inmenso espacio del comunismo soviético, con la fragmentación de antigua Yugoslavia, con Kosovo, con el internet y las redes sociales. Y continuó con la anexión de Crimea, con la guerra de Ucrania, con la proclamación de las repúblicas populares de Dombas y de Lugansk.

La actuación del gobierno español, la de meter en la cárcel a los líderes del independentismo catalán, en el contexto actual de mojigatería política y de todo tipo, es de mal gusto; afea irremediablemente su imagen y da fuerzas a Cataluña que hoy día se convierte en todo un símbolo: el símbolo de la libertad. Una libertad sacada de quicio, claro, una libertad en una Europa sin dictaduras, sencillamente una libertad.

Europa, la democracia occidental, toda ella en su conjunto, entra en colisión directa con sus propios principios.

Los catalanes están fuertes porque han podido hacer lo que les ha dado la gana. Fuerte es quien puede hacer lo que le dé la gana, consiga algo o no. Los catalanes lo hicieron. Ahora pueden ampezar a negociar poniendo sus propias condiciones.

Si España se empeña en no negociar y en mostrar músculo tiene más que perder que Cataluña. España pierde su estatalidad. Y Cataluña gana, en su estatuto de independencia.

E’paña se desintegra. Espero que el proceso no continúe. Espero que no se llegue a ”paña.