Incoloro, inodoro e insípido
No escribo esto para ponerme como ejemplo, sino porque así siento. Llevo años reutilizando el agua que resulta después de usar la lavadora. No he montado el desagüe adrede para poder recogerla y aprovecharla ¿en qué creen? En lavar el inodoro. Y es que hacerme la caca -con perdón- en agua potable me da como pena. Entre todos los inventos, algunos imprescindibles y otros no tanto, de esta época nuestra de la tecnología, no hay ninguno pensado precisamente para eso: recoger el agua que utilizamos en lavarnos para limpiar nuestras necesidades. Millones de metros cúbicos de agua limpia que tomamos del grifo cuando tenemos sed y cuando preparamos la comida se va en nuestras superpobladas ciudades en tirarla por el excusado lleno de porquería.
La humanidad entera se va acostumbrando poco a poco a la limpieza que siempre asociamos con el agua; lo mismo que el calor con el fuego de la caldera o la luz con la electricidad.
No obstante, los datos a los que nos hemos ido acostumbrando desde no hace demasiado tiempo han empezado a cambiar. En cuanto al consumo del gas y de la luz, no sé si el desmesurado encarecimiento del mismo que sufrimos últimamente se debe a la escasez o a la mala fe de aquellos que los explotan y comercializan, pero, por lo que se refiere al agua, uno, que aún dispone de un pueblo arcaico, de esos con pozos y cubos atados a cadenas, toda una igeniería manual, vamos, a la que se recurría -y se sigue recurriendo todavía- para extraerla, uno, digo, no puede dejar de notar la cada vez más severa mengua de la misma.
Últimamente también en mi pueblo la gente con algo de dinero, ganado trabajando en el extranjero, se las ha ingeniado para tener a su disposición agua corriente dentro de la propia casa y así montarse un WC para hacer las necesidades sin salir al patio. Dasafortunadamente no fue posible disfrutar mucho tiempo de ese lujo urbano ya que el agua se volvió tan escasa que no alcanza ni para beber y entonces muchos se vieron obligados a regresar a las costumbres ancestrales y aliviarse otra vez “en seco”, en el retrete de tablones de madera del fondo del jardín. Hay quienes se han mostrado cuidadosos incluso en eso y los han montado móviles -los retretes- para no acumular demasiada cantidad en un solo lugar. Las heces se cubren luego con tierra, lo cual ecológicamente es mucho más recomendable y eficaz; la descomposición es lenta y limpia y no perjudica de ninguna manera el medio ambiente y el subsuelo.
Claro que algo así no se podría hacer en una ciudad pero, sin embargo, sí que podríamos intentar componérnoslas de algún modo para poner más atención y cuidado en la utilización y el aprovechamiento de ese líquido vital para el ser humano y que el diccionario describe como incoloro, inodoro e insípido.
Jajajaja Jajajaja
Buenísimo!!
Eso de tener que salir al patio o al corredor lo vi hace muchos años en el pueblo de mi abuelo. Hoy por hoy, creo que eso no existe en prácticamente en ninguna casa.
Muy inteligente eso de aprovechar el agua, quien sabe, quizás algún día alguien se haga famoso con eso.
Ya sabes, a ello !!
Saludos