El amor que salvará el mundo

El amor que salvará el mundo

El amor que salvará el mundo Príncipe Myshkin en la serie "El Ddiota"
El amor que salvará el mundo: Príncipe Myshkin en la serie “El Ddiota”
  • El mensaje, a pesar de todo, queda ahí: el amor y la hermosura sí que pueden salvar el mundo. O por lo menos esa debería ser la esperanza de la buena y de la mala literatura.

En uno de sus artículos Javier Marías nos habla de la sobriedad cultural, artística pero también de la sobriedad personal. Alaba la contención inglesa, desaprueba la indiscreción mediterránea, exhibicionista y carnavalesca, y en general se mofa de aquellos que se muestran propensos a un melodramatismo falso. Y concluye diciendo que “arroja bien lejos”  un libro que tenga “tales bobadas sonrojantes” como por ejemplo  “esto o aquello es hermoso” o “sólo el amor nos salva”, que considera  “histéricas, desgarradas, altisonantes”.

Sin embargo, el gesto con el que tira el libro no es nada discreto, sino más bien ufano, ligeramente teatral.

No se sabe exactamente a qué escritores se refiere Javier Marías cuando dice que “hoy abundan los libros con esa clase de afirmaciones”, pero en el inventario de sus gustos artísticos, que presenta al inicio del texto, afirma que le emociona “Conrad siempre más que Dostoyevski”. Y uno que, debido a las circunstancias de la vida y a las imposiciones de la historia, estuvo en contacto con la cultura rusa más que con ninguna otra, podría pensar que alude a ese escritor ruso en concreto.

¿Por qué?

Porque el Príncipe Myshkin en “El Idiota”, siempre con ánimo enardecido y rebosando entusiasmo, intentaba convencer a todo el mundo de que el amor o la hermosura salvarían el mundo. Y “todo el mundo” se reía ruidosamente de él como si se tratara de un loco. (Como se reían de Don Quijote, que pretendía, más o menos, lo mismo). Es más, una mujer hermosa, prohibió tajantemente al príncipe Myshkin, de quien se había enamorado y con quien esperaba casarse, que declarara en público semejantes bobadas, “propias de un idiota”.

Dostoyevski, como Cervantes, se daban cuenta de la altisonancia de esas aspiraciones y tomaban las precauciones necesarias: acudían a un Sancho Panza, mucho más prosaico y mucho menos grandilocuente. para contrarrestarlas. Pero el mensaje, a pesar de todo, queda ahí: el amor y la hermosura sí que pueden salvar el mundo. O por lo menos esa debería ser la esperanza de todos nosotros. Y también la esperanza de la buena y de la mala literatura.

4 thoughts on “El amor que salvará el mundo”

  1. Como reza tu blog, todo depende de cómo se mire. Para los griegos la hermosura estaba en la medida; para los poetas barrocos la desmesura era una constante. Creo que Javier Marías exageró. Tal vez estaba pensando en la bobería de los libros de autoyuda que nos inundan.

  2. A mi parecer, creo que Marías adolece de anglofilia. Nada tienen que envidiar las literaturas rusa e hispánica a la angloamericana.

  3. Conociendo el perfil de Marías, creo que tienes toda la razón. ¡Gracias por comentar, Tori!

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