El problema de Putin

El problema de Putin

El problema de Putin el hecho de reabrirse la vieja llaga del Nagorno-Karabaj
el hecho de reabrirse la vieja llaga del Nagorno-Karabaj

Un artículo en un periódico español que sigo últimamente anunciaba, en esa línea de prensa solamente a favor de Ucrania y de nadie más, ni siquiera de los intereses de su propio país y de sus ciudadanos, que el hecho de reabrirse la vieja llaga del Nagorno-Karabaj supone un problema más para Putin y para el Kremlin.

Aviso a la prensa, todavía dormilona, que esa clase de planteamientos empiezan a ser menospreciados en otras partes del mundo, especialmente en los países líderes de esta campaña a nivel mundial, los Estados Unidos y el Reino Unido, donde voces, silenciadas hasta ahora, empiezan a decir otra cosa.

Menos mal que el público lector no es idiota. Comenta de manera bastante pertinente que la reapertura de ese antiguo conflicto en el Cáucaso no significa necesariamente para Rusia aquello que esa línea de prensa pretende transmitir. 

Armenia acaba de descubrir dentro de sí un profundo sueño –dream- prooccidental que, al parecer, solo puede hacerse realidad con la ayuda de la OTAN y de los Estados Unidos.

Armenia, ortodoxa, está siendo literalmente machacada política, económica y territorialmente -perdonen la serie- por su vecino islámico Azerbaiyán, rico en recursos y apoyado por Turquía, un estado colonial ambicioso, renunciando al apoyo de Rusia, poderoso aliado ortodoxo y optando, de la noche a la mañana, por la alianza con los Estados Unidos. Y todo eso para ver cumplido, cuanto antes, su sueño de occidentalizarse.

Uno de los resultados de ese afán, y de esas prisas, lo vemos en Ucrania.

Llamo la atención una vez más sobre el componente religioso que contiene en sí ese deseo de prender fuego a Rusia.

Sin embargo, el conflicto caucásico no supone un problema mayor para Rusia, geográficamente justo al lado, a distancia de un disparo de Kalashnikov, que para los Estados Unidos teniendo en cuenta también las distancias.

Rusia fabrica armamento sin cesar. Dicen que los Estados Unidos tambièn. Sin embargo, los rusos no sufren porque el nivel de vida dentro de su país haya bajado. Están acostumbrados a ello como el gato a la soledad. Además, les interesa más gozar de una reputación de brutales y poderosos, capaces de dar miedo a los cobardicas occidentales, habituados a su café con leche y croissan por la mañana. Por tanto, ¿a quién afecta más el que el Cáucaso de repente quiera ser occidental? Por cierto, mayor disparate geopólitico sería difícil imaginarse. ¿A Putin o a nosotros, los que subimos con tanto entusiasmo a este carro conducido por un cochero totalmente desquiciado?

Rodear a Rusia de fogatas no es, seguramente, un buen plan para el mundo.

Y ahora me pregunto ¿quién es más sensato? Porque no ha habido hasta ahora ningún general americano muerto en el conflicto. Solo mueren generales rusos, matados con armamento americano.

Hay muchísimas voces en Rusia que exigen empezar ya a matar a generales americanos y británicos. Y el problema de Putin no es Armenia o el Cáucaso. Le preocupa más mantener bajo control a los suyos, no idiotizados aún por el tiktok y el instagram, y con ganas reales de empuñar un arma de verdad, no en un juego virtual.

One thought on “El problema de Putin”

  1. Difícil para nosotros en Occidente entender esos entresijos, pero claro que una buena parte del periodismo ahora no investiga, no hurga en la historia, y solo repite lo que dijo otro medio que tampoco entiende nada de lo que pasa en la lejana geografía euroasiática.

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